El Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) presentó su informe sobre el Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional, y el panorama que plantea merece atención en el mundo empresarial: crecimiento del gasto, menor inversión y señales claras de pérdida de competitividad en la economía uruguaya.
Uno de los puntos críticos del informe es el aumento proyectado del gasto público. Para el período 2025-2029, se estima un incremento real del 10% en los egresos del Gobierno Central (incluyendo BPS), superando al aumento observado en la actual administración (5%) y apenas por debajo del quinquenio 2015-2019 (10,6%). Las remuneraciones del sector público, en particular, crecerían al doble del ritmo del período anterior.
A nivel de asignaciones, las áreas de Salud, Seguridad Social, Protección Social e Infraestructura concentran los mayores incrementos. Sin embargo, CERES advierte que estas cifras no contemplan ajustes que puedan surgir en la negociación parlamentaria.
En cuanto a los supuestos macroeconómicos, el informe señala que el escenario proyectado por el gobierno es optimista. Mientras que el presupuesto prevé un crecimiento anual del PBI del 2,4%, el análisis histórico de CERES (1985-2024) sugiere que en contextos externos neutros —como el previsto— el crecimiento apenas alcanza el 1%. Si se confirma este escenario más conservador, el déficit del Gobierno Central (incluyendo BPS) podría llegar a -3,4% del PBI en 2029, empeorando la estimación oficial de -2,6%.
En términos de competitividad, el análisis de CERES también es preocupante: proyecta un deterioro del tipo de cambio real bilateral, con inflación superando la suba del dólar y sin reducciones significativas en los costos estructurales. Esto impactaría directamente en el sector exportador y la atracción de inversiones.
Uno de los interrogantes clave del informe apunta a la recaudación. El gobierno prevé ingresos adicionales por USD 600 millones anuales —0,75% del PBI— gracias a nuevos impuestos como el Mínimo Complementario a multinacionales, el IRPF a incrementos patrimoniales en el exterior y el “impuesto Temu”. Pero si la recaudación real queda por debajo (por ejemplo, a la mitad), el impacto fiscal negativo sería inmediato y creciente.
A pesar de que el presupuesto se apoya en una aceleración del crecimiento económico, la inversión proyectada —16,6% del PBI— está por debajo del promedio 2020-2024 (17,1%) y muy lejos del objetivo del MEF (20%). CERES cuestiona cuáles son los fundamentos para esperar duplicar el crecimiento con menor inversión, alta incertidumbre global y sin un plan robusto de reformas estructurales o grandes apuestas en energías renovables.
Finalmente, CERES subraya problemas estructurales en la asignación del gasto. Existen fragmentaciones institucionales y superposición de funciones que limitan la eficiencia y dificultan la rendición de cuentas. Como ejemplo, menciona que el 30% del gasto corresponde a unidades sin funciones claras, lo que complica la lectura y evaluación del presupuesto.
El llamado de atención es claro: más allá de las proyecciones, el desafío está en rediseñar la estructura del gasto público y repensar la estrategia de crecimiento en un contexto global exigente.
Fuente: CERES
Puede acceder al informe completo realizado por CERES aquí: https://ceres.uy/index.php/estudios/ficha_estudio/240