El mundo entero fue sorprendido el pasado domingo luego de que el candidato a la presidencia de Argentina Javier Milei, representante del partido La Libertad Avanza, ganara en las elecciones primarias.
Con un 30% de los votos, Milei, de 52 años, se convierte en favorito para ganar las elecciones presidenciales, que se realizarán el próximo 22 de octubre.
Milei, que se define como un liberal y que es cuestionado por sus propuestas radicales, superó rotundamente a los candidatos de las dos fuerzas mayoritarias de Argentina. Por un lado, Juntos por el Cambio, que obtuvo el 28% de los votos, y la coalición oficialista peronista-kirchnerista, Unión por la Patria, que sacó el 27%.
Durante la campaña el economista ha propuesto dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas y cerrar el Banco Central. También planteó ideas más polémicas como permitir la compraventa de armas y la venta de órganos, o su oposición a la legalización del aborto y a la educación en temas de género e identidad.
Lisandro Bregant, especialista en narrativas públicas, analizó en Informativo Carve del Mediodía la narrativa del candidato.
Bregant aseguró que tanto Sergio Massa como Patricia Bullrich subestimaron a Milei como figura pública. “No vieron venir la conexión emocional con su narrativa, que es de ira. No entendieron que detrás de Milei había una narrativa y un cable a un montón de personas, a más de 7 millones de personas”, resaltó.
“Los otros dos candidatos se siguen comiendo el caramelo. Siguen sin darse cuenta (de la realidad), porque buscan achicar la distancia con la narrativa de Milei, en lugar de achicar la distancia con el pueblo argentino. No es que Milei consiguió a siete millones de persona por su narrativa de ira y bronca profunda, lo que pasa es que coincidió en la misma plaza con siete millones de personas”, explicó el especialista.
En esta línea, sostuvo que el camino que deberían recorrer no es cómo se parecen a Milei, sino cómo se acercan a ese dolor y a esa bronca del pueblo argentino.
Por otra parte, aseguró que el equipo de Milei tuvo un acierto en su discurso “anticasta”, que tiene, a su criterio, dos vectores, que son, ataca directamente a los partidos políticos tradicionales, y que se sentó en la mesa de un montón de familias, porque encarnó el dolor o la decepción que sienten.
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