Uruguay es un país exportador y con ese concepto ya asumido a todo nivel hoy se plantea desafíos muy importantes. Después de décadas de expansión de la globalización y el comercio global, el mundo está entrando en una etapa distinta en la cual los reflejos proteccionistas son más frecuentes y se hace difícil abrir mercados nuevos. A esto hay que agregar las dificultades propias de Uruguay dentro del Mercosur.
Aun así las exportaciones del Uruguay han marcado récords en los últimos años, y seguramente el año 2024 marque un nuevo máximo histórico, en la medida que arrancó la nueva planta de UPM y se espera una recuperación de la agricultura, entre otros factores. Los agronegocios son claves en la oferta exportadora del Uruguay de bienes, aunque sectores como el automotriz y el farmacéutico -entre otros- han aportado nueva dinámica y diversificación.
Pero el Uruguay no solo exporta bienes: hace ya muchos años que es un tradicional exportador de servicios turísticos, es decir, receptor de turistas para ofrecerle servicios de hotelería, gastronomía, cultura, es decir pasarla bien unos días, en temporada o en cualquier momento del año. Al turismo se han agregado recientemente nuevos sectores innovadores en servicios globales de exportación, como las producciones audiovisuales y -por supuesto- las tecnologías de la información (TI). De tal manera que la balanza comercial hoy del Uruguay está equilibrada: exportamos tanto como importamos del exterior. Esto es clave porque un país que se precie de tener crecimiento exportador también tiene que importar, de lo contrario no es sostenible la dinámica comercial.
Para seguir desarrollando el comercio de Uruguay con el mundo hay desafíos importantes, no solo a nivel de las negociaciones comerciales sino también en la logística, el desarrollo de nuevos productos de valor y la propia inversión y el capital humano, todos temas que vamos a seguir ampliando aquí en C-Level.